Demasiados tumbos, la música muy alta y bastante calor en el ambiente. Las pantallas parlantes y los trabajadores mudos, botellas de agua a medio rellenar, teléfonos en silencio y el ratón tranquilo, durmiendo sobre la alfombrilla impermeable, recordando nuestro Domingo Astromántico…
Gracias por cada risa, por cada sonrisa, por cada abrazo, por cada palabra pensada y dedicada durante estos tres días. Gracias por abrigarme con tus historias y protegerme de las mias. Gracias por dejarme un hueco en tu sofa debajo de la manta. Gracias por recordarme cada día lo bueno de haber coincidido, que no cruzado en el mismo país, el mismo año, y con la misma gente. Gracias por los rizos y por los besos. Gracias por dejarme ser tu “mala influencia”.
volaron los manteles y el domingo se hizo especial…
Uf… hay alguien por aquí que tiene escalofríos, y sigue debajo de una manta peluda y roja…